¿Por qué las personas crean jerarquías cuando aseguran que no las desean? Para Larissa Z. Tiedens, profesora de la Stanford Graduate School of Business y una de las autoras de la investigación, una respuesta es que las relaciones jerárquicas hacen la tarea de pensar más fácil.
"Producimos las jerarquías para facilitar nuestras vidas cognoscitivamente. Y el hecho de que es mucho más fácil pensar sobre ellas y entenderlas hace que nos gusten más”, asegura Tiedens.
El estudio, que también contó con la participación de Emily M. Zitek, profesora asistente de la Escuela de Relaciones Laborales e Industriales de la Universidad de Cornell, incluía varios experimentos independientes diseñados para proporcionar información sobre la prevalencia y utilidad de las jerarquías en las relaciones sociales. El objetivo principal, según Tiedens, es ayudar a las organizaciones a ser más conscientes sobre cómo se estructuran a sí mismas.
Jerarquía o igualdad
Con empresas de éxito y de alto perfil, como Google, alejándose de una estructura empresarial muy jerarquizada y basada en la ley del más fuerte, la corriente imperante se ha convertido en "jerarquía es mala, igualdad es buena", dice Tiedens. "Pero hay cosas que son buenas en la jerarquía y cosas que son buenas en la igualdad. Al crear una organización es importante pensar qué estructura servirá mejor a sus metas", asegura la profesora de Stanford.
Algunos de los experimentos llevados a cabo para la investigación demostraron, entre otros extremos, que las relaciones jerárquicas son más fáciles de procesar por las personas que las igualitarias.
Por otro lado, las relaciones jerárquicas son más fáciles de recordar que las igualitarias, y son aprendidas con más rapidez por las personas, lo que provoca que les gusten más y, por ende, que prefieran jerarquía a igualdad.
El estudio, titulado "La fluidez de la jerarquía social: la facilidad con que las relaciones jerárquicas son vistas, recordadas, aprendidas y deseadas", concluye que las jerarquías son más fáciles de entender para las personas que las relaciones igualitarias porque sus asimetrías crean ‘puntos finales’ que facilitan la memorización, son predecibles y son familiares, comenzando con nuestra primera interacción social -la relación padre-hijo-. "La igualdad puede ser desordenada, y la jerarquía es conceptualmente más limpia", dice Tiedens.
Esto no significa que se deba abandonar la idea de igualdad a favor de una cadena de mando rígida; simplemente significa que las organizaciones interesadas en la eliminación o minimización de la jerarquía, como parece ser la tendencia, deben estar preparadas para sustituirla con otra cosa. "Deshacerse del organigrama sin más puede crear problemas", afirma Tiedens.
"La gente a menudo cree que la igualdad es un estado natural que no tiene que ser administrado, pero sí debe serlo. Es difícil para la gente a entender y aprender una estructura igualitaria, por lo que se necesita más claridad en otras variables estructurales, como los puestos que ocupan las personas claramente definidos, por ejemplo", señala la especialista de Stanford.
Se trata de que, en lugar de los típicos nombres de manager, director o asociado, las empresas puedan utilizar descripciones mucho más específicas, tales como "escritor de textos publicitarios” o “coordinador de actividades de sostenibilidad", aconseja Tiedens.
Fuente: RRHH Press
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