Desde obras de construcción hasta plataformas petroleras y centros de tecnología, las empresas tienen problemas para encontrar empleados preparados en Brasil. El gigante de Internet Google, por ejemplo, tiene actualmente 39 posiciones abiertas en Brasil.
"Este país se ha vuelto muy aislado del resto del mundo en términos de mercados de trabajo y eso está afectando nuestra competitividad", dijo Ricardo Paes de Barros, secretario de Asuntos Estratégicos de la presidencia.
"Queremos revertir ese cuadro para que Brasil esté mejor conectado con el resto del mundo en términos de transferencia de conocimiento", añadió en una entrevista telefónica.
Brasil, una ex colonia portuguesa, ha dado la bienvenida a inmigrantes de todas partes del mundo. En los últimos siglos recibió olas de inmigración de África, Europa, Japón y, más recientemente, de vecinos más pobres como Bolivia. Pero los problemas económicos de finales del siglo pasado redujeron las llegadas al mínimo.
Los extranjeros suponen hoy apenas un 0,3 por ciento de la fuerza de trabajo de Brasil, frente a un 7 por ciento a comienzos del siglo XX. En Australia, un país históricamente atractivo para los inmigrantes, los extranjeros son alrededor de un 20 por ciento de la fuerza laboral.
El debate sobre un nuevo marco migratorio refleja la nueva condición de Brasil como potencia económica. Unos niveles de empleo casi pleno han aumentado la popularidad de la presidenta Dilma Rousseff, hija de un inmigrante búlgaro.
"Necesitamos llegar a un nivel de 2 ó 3 por ciento de nuestra fuerza laboral compuesta por extranjeros. Eso implica multiplicar por 10 el nivel actual”, dijo Paes de Barros, un economista formado en Yale. "Si hacemos eso deberíamos estar bien", añadió.
Los analistas advierten, sin embargo, que el momento podría no ser ideal. De aquí a que la propuesta aterrice en el Congreso, las elecciones presidenciales de 2014 estarán a la vuelta de la esquina y será difícil que Rousseff distraiga su atención de la campaña por la reelección.
"La otra cosa a tener en mente es que todo dependerá mucho de la remontada del crecimiento económico en 2013 y 2014. Porque en un ambiente donde el desempleo comienza a subir y los mercados laborales a enfriarse esto será más difícil de vender", dijo Chris Garman, analista con la consultora de Eurasia en Washington.
"Lamentablemente el Gobierno está metiéndose en esto un poco tarde", añadió.
La economía brasileña debe crecer por debajo de 2 por ciento este año y recuperarse en 2013 a medida que surten efecto una batería de medidas de estímulo. El desempleo, sin embargo, permanece a niveles de 5,8 por ciento, cercanos al mínimo histórico.
DÉFICIT DE TALENTO
Brasil concedió 70.524 permisos de trabajo a extranjeros en 2011, un 25,9 por ciento más que en 2010, según el Ministerio de Empleo. Eso es casi tres veces más que los 25.400 permisos emitidos en 2006.
Y sin embargo, según algunos cálculos, el país todavía necesita 20.000 ingenieros al año para acompañar sus planes de modernizar su obsoleta infraestructura y explotar gigantescas reservas de petróleo en mar abierto.
Eso llevó al gigante de la minería Vale a crear sus propios programas para ingenieros y es, al parecer, una de las razones del retraso de una inversión de 12.000 millones de dólares de Foxconn para producir iPads en Brasil.
Los críticos culpan a décadas de inversiones insuficientes en el sistema de educación pública, que pone a muchos brasileños en desventaja en el mercado laboral. Eso explica, por ejemplo, por qué las universidades brasileñas pueden formar unos 290.000 ingenieros, pero la demanda es apenas la mitad.
El déficit de talento se ha vuelto aún más acuciante a medida que se acerca la Copa Mundial del 2014 y los Juegos Olímpicos del 2016 y los preparativos parecen estar algo retrasados.
El debate llega mientras profesionales españoles y portugueses desempleados por la crisis de deuda en la eurozona aterrizan en Brasil en busca de oportunidades.
Pero los empresarios se quejan de que la burocracia brasileña hace complicado y caro contratar extranjeros.
Para emplear profesionales de otros países, las empresas deben primero demostrar que no pudieron encontrar alguien capacitado en casa. Además deben entrenar a empleados brasileños para, eventualmente, sustituir al extranjero.
Los extranjeros deben enfrentarse a interminable colas en oficinas públicas y de la policía. Obtener un carné de identidad temporal suele llevar más de seis meses.
"Contratar un extranjero en Brasil es complicado. La burocracia es enorme, los plazos largos y hay mucha incertidumbre sobre si al final se concederá", dijo Luiz Fernando Alouche, abogado de inmigración en Almeida Advogados en Sao Paulo.
Un grupo de trabajo creado esta semana debe preparar un informe sobre las ventajas y desafíos de una regulación más flexible para atraer empleados extranjeros. Paes de Barros espera tener los resultados sobre su escritorio en seis meses.
"Necesitamos discutir esto con la sociedad en su conjunto", dijo. "Traer trabajadores extranjeros cualificados tiene una serie de consecuencias sociales y económicas, así que necesitamos llegar a un consenso", insistió.
El Gobierno espera tener una propuesta pronto a mediados de 2013. A partir de ahí, dice Paes de Barros, dependerá de los políticos. Un proyecto de ley bastante menos ambicioso está enterrado en el Congreso desde el 2009.
Para el funcionario todo se resumen a una simple cuenta: el número de inmigrantes en Brasil es hoy la mitad que a comienzos del siglo XX, cuando la población del país era 10 veces menor. "Nos preocupa estar perdiendo ventajas comparativas", dijo.
Fuente: Portalparados
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