El desencanto
que se vive en el ámbito laboral hace aflorar las emociones negativas y el
miedo. El jefe se convierte más que nunca en una pieza clave para buscar los
puntos fuertes de los equipos y aprovechar las oportunidades. Sus
herramientas: la comunicación, la cercanía y la flexibilidad.
La gestión de las emociones es una de las
principales funciones del liderazgo. Pero, ¿cuándo han tenido en cuenta los
jefes los sentimientos de sus colaboradores? Patricia Ramírez, psicóloga del
Real Betis y autora de Entrénate para la vida, dice que “por
norma general, nunca. Y en las actuales circunstancias, aún menos porque la
tendencia es centrarse en objetivos ligados a la productividad y la mejora de
los resultados”.
Sin embargo, actuar de esta manera es un craso error.
Fernando Botella, CEO de Think & Action considera que “nuestras emociones
y sentimientos se ven más afectados en tiempos de incertidumbre como los
actuales. Las dificultades, la inseguridad, la presión, y, sobre todo, la
aceleración del cambio nos colocan en un estado de permanente alerta que
tiene importantes efectos: nos aísla del exterior, reduce nuestra capacidad
de ver y percibir el entorno y dispara nuestras resistencias al cambio”. Por
tanto, la mayoría de los profesionales tiende a concentrarse y aferrarse a lo
que conoce, “con el consecuente bloqueo y pérdida de capacidad creativa y,
por ende, también de eficacia”, puntualiza Botella.
Cambio de rumbo
Para definir y poner en práctica la estrategia
empresarial que ayude a una compañía a permanecer o a reflotarse en el
mercado de trabajo, la pieza fundamental son sus empleados. Gestionarlos
desde la incertidumbre y el miedo no ayuda a que se sientan implicados y
aporten lo mejor de sí mismos. Ramírez opina que “la cúpula directiva debe
fomentar la comunicación transparente, a tiempo y en cascada en toda la
organización. El desconocimiento sólo alienta el aumento de la rumorología y
la mala relación y tensiones entre compañeros”.
Es evidente que bajo estados de inseguridad
tendemos a poner el foco en las limitaciones y en las dificultades, pero como
el CEO de Think & Action afirma “es el momento de centrarse en los puntos
fuertes y las oportunidades, porque si nos asentamos en la queja y en la
resignación la crisis se hace todavía más grande”.
Jefe como modelo
Los líderes, por tanto, deben gestionar las
emociones negativas y el miedo de sus equipos y, sobre todo, “tienen también
la responsabilidad de lograr que afloren en su lugar el entusiasmo, la
creatividad, la determinación, la capacidad de esfuerzo y superación, el
trabajo en equipo… que en estos momentos son los elementos más valiosos con
los que cualquier compañía puede contar”, comenta Botella.
Pero… ¿cómo conseguirlo? los expertos lo tienen
claro. El jefe debe ser un modelo de referencia a imitar. “Lo fácil es ser
uno más de la compañía, pero un verdadero líder tiene que tener la suficiente
altura moral para controlar sus sentimientos y actuar de nexo de unión entre
la dirección y el personal de base. Transmitir datos reales de la situación de
la organización y pedir la comprensión y participación de todos los
empleados. Debe ser un canalizador de energía”, señala Ramírez; quien también
afirma que es el momento de dar mayor flexibilidad y autonomía a los
profesionales y confiar en su responsabilidad.
Es necesario un liderazgo de aproximación, basado
en la comunicación, la cercanía, la confianza, la escucha empática y la
influencia. “El líder debe invertir tiempo en conocer y atender a sus
colaboradores, escucharlos, comprender sus dudas y preocupaciones... ganarse
su confianza y conseguir prender la ilusión, esa pulsión vital que nos lleva
a la acción, a explorar nuevas fronteras y superarlas. El entusiasmo es el
fundamento del desarrollo de las personas y, en consecuencia, también de los
equipos y las organizaciones” insiste Botella. Porque sin ilusión no es
posible que el motor de la mejora continua se ponga en marcha. Un líder que
es capaz de ilusionar predispone al equipo a la acción, acción que se traduce
en motivación, compromiso y en el logro de los objetivos fijados.
Fuente:
Expansión
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jueves, 25 de octubre de 2012
En tiempos de crisis… jefe, aprende a gestionar las emociones
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