El Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (CEDEFOP) puso en marcha una encuesta piloto en cuatro Estados miembros de la Unión Europea (Alemania, Hungría, Países Bajos y Finlandia) con el fin de conocer el número de trabajadores en activo entre 30 y 55 años de edad que consideraban que sus competencias se habían quedado o se estaban quedando obsoletas. También se analizaron los tipos de competencias y los grupos de trabajadores más afectados por la obsolescencia, así como las medidas que las empresas y los responsables políticos podrían adoptar para mitigarla.
|
La encuesta reveló que el 25 % de los trabajadores consideran que sus actuales niveles de competencia, necesarios para desempeñar sus funciones de la manera más efectiva, son iguales o inferiores a los que necesitaban cuando comenzaron a trabajar en sus puestos actuales y el 16 % de los trabajadores de los cuatro países creen que sus competencias se han quedado obsoletas en los dos últimos años debido a los avances tecnológicos o la reorganización estructural, siendo las dos competencias que se consideran más afectadas el conocimiento de idiomas extranjeros y el uso de ordenadores/TIC.
La encuesta también señala que el 34 % de los trabajadores que no recibieron ningún tipo de formación en el último año se ven afectados por la obsolescencia de competencias, pero incluso el 22 % de los trabajadores que participaron en algún tipo de formación se consideran afectados por ella.
Se identifican como grupos más vulnerables a los trabajadores poco cualificados y de más edad y, por supuesto, los trabajadores que no tienen la posibilidad de desarrollar sus competencias a lo largo de sus carreras profesionales.
Aunque solo abarca cuatro países, la encuesta piloto revela que la obsolescencia de competencias no solo afecta a los desempleados, sino también a los trabajadores ocupados. Según los resultados de la encuesta, la obsolescencia de competencias es un problema importante. Es más, constituye un problema que afecta tanto a trabajadores de más edad como a los más jóvenes, que tienen todavía de 20 a 30 años de vida laboral por delante. La obsolescencia de competencias repercute directamente en la productividad de las empresas, así como en la satisfacción profesional de los trabajadores y sus perspectivas laborales.
Por último, entre las medidas a adoptar por parte de las empresas para prevenir o moderar la pérdida de competencias se señalan la creación un entorno laboral que promueva el aprendizaje y unos puestos de trabajo que fomenten la autonomía de los trabajadores y que les brinden oportunidades para desarrollar y ampliar sus competencias.
Fuente: SEPE
No hay comentarios:
Publicar un comentario