lunes, 3 de septiembre de 2012

Es la hora de las políticas activas de empleo

Conseguir la reinsección laboral de los parados no es tarea fácil. En el escenario actual es necesario el reciclaje profesional continuo, programas específicos de orientación y de atención, y dar mayor peso a la colaboración entre instituciones privadas y la Administración.

La mermada salud del mercado laboral español debería encontrar en las estrategias de empleo un revulsivo que, sin embargo, parece no estar surtiendo el efecto deseado. Es cierto que hay menos presupuesto y que la situación económica impone severos ajustes, pero este panorama no debería ser un obstáculo para diseñar unas políticas activas de empleo eficaces.
La reformulación de estas medidas ha incorporado novedades “con las que se ha avanzado: compromisos de actividad, atención individualizada, catálogo de servicios, lucha contra el fraude, etcétera. Y sobre ellas habrá que seguir trabajando”, explica Santiago Soler, secretario general de Adecco. Sin embargo, aún queda un largo camino para conseguir un plan de empleo completo. José Manuel Casado, socio fundador de 2C Consulting, considera que “las políticas activas de empleo no consisten en contratar agentes u orientadores que han ido apareciendo desde hace décadas. Estas figuras son el medio para desarrollar actuaciones que permitan que el tránsito del desempleo a la ocupación sea rápido. Pero sería importante que todos estos brokers del trabajo fueran compensados en función del número de gente que colocan”. De ahí que muchos expertos consultados aplaudan la decisión del Gobierno de fomentar la colaboración público-privada, habilitando también a las empresas de trabajo temporal (ETT) en calidad de agentes dinamizadores del mercado de trabajo y como agencias de colocación para ayudar a la Administración, “ya que pueden representar un nuevo cauce para la reducción del paro”, afirma Luis Pérez, director de relaciones institucionales de Randstad. Y es que, “con una colaboración más profesionalizada y menos politizada entre la Administración, sindicatos, empresas y sistema educativo, se podría mejorar la capacidad de recolocación”, opina Casado, quien también reconoce que se debería dar un mayor peso a las ETT.
Los orientadores laborales tendrían que ser compensados en función del número de gente que colocan
Soler recuerda que es necesario que los asesores laborales tengan la capacidad de poner en sintonía las habilidades, capacidades y conocimientos de las personas con las necesidades de las empresas. “Sólo si se conoce con exactitud cuáles son las cualidades de los aspirantes a un empleo y qué buscan las compañías se podrán mejorar las oportunidades de recolocación y complementar las carencias que pudieran existir con programas de atención, de orientación y de formación”.
En este momento, con una tasa de paro que roza el 25%, la palabra clave es recolocación. Por eso mismo, en la última reforma de las políticas activas de empleo, el Gobierno ha pretendido modernizar el modo de actuar del antiguo Inem, asegurando una atención más personalizada a los profesionales desempleados para incrementar sus oportunidades de encontrar trabajo. Además, se busca que el parado se movilice para volver al mercado laboral.
Fuente: Expansión

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