El comercio de toda la vida tiene posibilidades si su oferta es innovadora, si apuesta por la cercanía con el público, la calidad, la especialización, la venta online y se dirige a clientes menos convencionales.
El negocio de toda la vida, el de la venta de frutas, el taller de bicicletas, la librería o la tienda de artesanía en la que se fabrican persianas, aún tiene cabida en una sociedad en la que las grandes superficies y la producción en masa han abocado a gran parte de estos comercios al cierre. Sin embargo, la cercanía al público, la innovación en los productos y la apuesta por la venta online convierten a estas pequeñas empresas en una opción para los emprendedores. "El negocio tradicional se desarrolla en un sector maduro y ofrece una respuesta ‘de toda la vida’ a la forma de competir y al modelo de negocio desarrollado en un campo tradicional”, explica Thierry Casillas, director de programas de consolidación de EOI.
Entre las oportunidades que ofrece el comercio tradicional se encuentran el que estos negocios siempre tendrán un hueco en el mercado y demanda de productos. Además, el primero que llega es el que establece las barreras de entrada complicando la permanencia a los competidores.
Pero Ángel Colomina, director de formación y emprendimiento del Consejo de Cámaras de Comercio matiza que “los emprendedores han de adaptarse a los nuevos patrones de compra de los consumidores y deben usar las nuevas tecnologías en la prestación o venta de los productos”.
En la puesta en marcha de la tienda online, por ejemplo, se deben analizar los gustos de los clientes para saber qué comercializar.
Un negocio es tradicional en la gestión u organización, pero no debería serlo en el producto: “Si se quiere entrar en un mercado maduro, hay que innovar y diferenciarse”, concluye Casillas.
Una librería para leer y tomar un vino
Escribir en la sección de literatura de un periódico y una partida de billar fue el comienzo de Tipos Infames. A Gonzalo Queipo, Francisco Llorca y Alfonso Tordesillas se les ocurrió la idea en 2007, y tres años después nació esta librería en el barrio madrileño de Malasaña. “Ampliamos el negocio tradicional de librería con un espacio donde ofrecemos una selección de vinos, bodega, cafetería y una sala de exposiciones. Digamos que es un lugar donde suceden cosas relacionadas con el libro, como presentaciones, exposiciones de ilustradores o talleres”, explica Tordesillas. La calidad, la especialización y la cercanía con el lector son tres de las claves del éxito de un negocio que, dada la crisis, tiene un panorama complicado. Los próximos proyectos para la librería pasan por el desarrollo tecnológico: renovar las condiciones del local incluyendo un proyector y una pantalla, y cambiar la web mejorándola con más servicios. “La cuestión radica en seguir activos y trabajar por lo que más nos gusta, la literatura”, afirma Tordesillas.
Productos de esparto para nuevos clientes
Juan Sánchez llegó hace 14 años al negocio de artesanía que había regentado primero su abuelo y después su padre, tras haber trabajado como técnico informático. Situada en la calle de
Originales bombones hechos a mano
Bombones de jengibre, de sésamo, chocolatinas, tabletas con frutos secos, con fruta fresca... Teresa Yagüe, maestra chocolatera, lleva trabajando este producto desde 1996, pero fue en marzo de 2010 cuando abrió
Fuente: Expansión
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viernes, 4 de mayo de 2012
Negocios tradicionales convertidos en empresas con futuro
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