martes, 1 de mayo de 2012

“Se necesita medio millón de nuevos negocios para empezar a crear empleo”


Sin una base emprendedora y de crecimiento de negocio no habrá creación de empleo posible. Joan Torrent también apuesta por un modelo de trabajo continuo que sustituye al puesto para toda la vida y que exige un cambio de chip en las relaciones laborales.
Fomentar la cultura emprendedora es clave para el futuro de la economía española para Joan Torrent. Director de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC) Business School es también doctor en Sociedad de la Información y el Conocimiento del Instituto Interdisciplinario de Internet (IN3) y asegura que el principal problema estructural de la economía española “es la absoluta inanición del sistema productivo, con falta de inversión y crecimiento empresarial y de nuevas empresas”. Torrent defiende a ultranza la flexibilidad laboral y, en esta entrevista, hace un repaso de cuáles serán las nuevas tendencias que marcarán el rumbo del mercado de laboral, en el que la globalización acabará con el trabajo estable para toda la vida.
Uno de mayo, día Internacional del Trabajo con más de cinco millones de parados en España. ¿Aumentará la tasa de desempleo?
La situación de la economía española es impredecible en el medio plazo. La tasa de paro va a crecer y se situará peligrosamente en los 6 millones de personas. La economía española está en depresión -llevamos cuatro años de crisis- y las medidas adoptadas sólo afrontan algunas vías de solución. El principal problema estructural que tenemos es la absoluta inanición del sistema productivo, con falta de inversión y crecimiento empresarial, y de nuevas empresas. La economía española necesita urgentemente la creación de medio millón de nuevos negocios innovadores, eficientes y competitivos para empezar a crear empleo.
“Por mucha flexibilidad que introduzcamos en las relaciones laborales, si no existe base emprendedora y de crecimiento de negocio, no habrá creación de empleo posible”
¿Cuándo acabará la destrucción de empleo?
Tradicionalmente, la creación de empleo en España no se consigue hasta llegar a tasas de crecimiento económico cercanas al 2%. Es difícil augurar hasta cuándo llegará esta depresión, pero si cabe destacar que hasta que no cambiemos la focalización de las soluciones a la crisis no levantaremos cabeza. Urgen dos cosas. La primera es el saneamiento de la actividad financiera: debemos aislar las deudas hipotecarias de los bancos. Por otra parte, necesitamos políticos valientes. Deberíamos conseguir un compromiso del sistema financiero: que por igual cantidad del rescate de su deuda haga fluir el crédito al sistema productivo.
¿Cuál prevé que será el impacto de la reforma laboral?
“Más allá del sector de actividad, necesitamos una nueva base productiva, que surge del emprendimiento innovador o de la transformación del existente, que colabore y trabaje en red"
No existe ninguna investigación académica seria que demuestre que las reformas laborales crean puestos de trabajo. Más allá de las presiones de los mercados financieros, nos hemos centrado en el objetivo y no en el instrumento. Por mucha flexibilidad que introduzcamos en las relaciones laborales, si no existe base emprendedora y de crecimiento de negocio, no habrá creación de empleo posible. La globalización impone relaciones laborales flexibles, el trabajo estable va a desaparecer. No nos podemos plantear volver a los 22 millones de asalariados fijos para toda la vida. El modelo que viene es el del trabajo continuo, y no el del estable. Para proteger las condiciones del trabajo continuo, hay que incidir en las prácticas de organización del trabajo y de recursos humanos, y no en las relaciones laborales. Todo un cambio de chip.
En España, ¿dónde está el mercado y el trabajo?
Las depresiones económicas plantean agotamientos de modelos económicos y sociales. Los nuevos modelos económicos y sociales surgen de la aplicación del conocimiento, la tecnología y la innovación al aparato productivo. Para ello, existe un instrumento imprescindible, el emprendimiento innovador que, generalmente, se organiza a través de empresas pequeñas independientes e innovadoras. Más allá del sector de actividad, necesitamos una nueva base productiva, que surge del emprendimiento innovador o de la transformación del existente, que colabore, trabaje en red e introduzca el conocimiento y la innovación para alcanzar la demanda externa del mundo. Este es el nuevo nicho de mercado que debemos construir.
“El trabajo innovador, flexible y de calidad se puede asentar a través del empleo usuario intensivo de la red”
En el extranjero, ¿existen posibilidades?
Aunque la experiencia internacional siempre es positiva, no me identifico mucho con los procesos de migración territorial. Defiendo los procesos de migración intelectual. Internet y las nuevas tecnologías nos acercan a 3.000 millones de personas, con su consiguiente capacidad de interacción y gasto. Este es el reto: utilizar los nuevos instrumentos digitales para alcanzar los mercados y el trabajo internacional. La demanda externa, la competitividad internacional y el trabajo continuo también están en la red. Internet no entiende de flujos físicos, sino de flujos digitales. El mundo se ha hecho pequeño y los países/estados, con su aproximación territorial no garantizan el empleo y más en una situación de exceso de oferta de trabajo en todo el mundo. El trabajo innovador, flexible y de calidad se puede asentar a través del empleo usuario intensivo de la red.
Protestas, huelgas, ¿sirven de algo?
No podemos defender un modelo de protección social antiguo (el Estatuto del Trabajador es de 1978) con unas condiciones económicas y sociales totalmente nuevas. Hay que evolucionar hacia nuevos mecanismos de protección del trabajo ubicados en el nuevo trabajo. Y, ello, implica entrar en los mecanismos de organización del empleo. Por ejemplo, bienestar hoy no significa lo mismo que bienestar ayer. El actual se fundamenta en el trabajo basado en el conocimiento, la innovación y la continuidad del empleo, nada que ver con el trabajo manual, de baja cualificación y estable de la economía industrial.
¿Qué formación y competencias se necesitan en ese nuevo escenario de trabajo continuo?
“El reto es la construcción de la red de negocios, y ello incorpora, a todos y cada uno de los elementos de valor de la sociedad: formación, financiación, política, valores y cultura”
El sistema educativo y universitario debe transformarse radicalmente. La organización, la austeridad y la utilización de las nuevas tecnologías dibujan el camino hacia un sistema formativo orientado hacia el emprendimiento y la creación de empresas. Este es un gran reto para nuestro futuro.
¿Qué otras barreras frenan la creación de nuevos negocios en España?
Existen competencias genéricas y técnicas. Entre las primeras hay dos barreras mejorables: la falta de vocación empresarial y la debilidad de la cultura empresarial. Para emprender necesitamos un nuevo sistema educativo y universitario, y no se trata de las competencias técnicas en dirección y gestión de empresas. Me refiero a la introducción (en muchas ocasiones la reintroducción) de la cultura de la creatividad y la innovación, el esfuerzo, el riesgo y la iniciativa. No podemos permitirnos un sistema educativo, que claramente, desmotiva estas competencias, vinculadas a las sociales del emprendimiento.
En cuanto a las competencias técnicas necesitamos una refocalización total de la oferta de aptitudes para el emprendimiento para el cambio social. Idiomas, creatividad, riesgo, compromiso social e implicación de las Instituciones, desde la política a la empresa, marcan el camino.
¿Cómo pueden las empresas promover la cultura emprendedora?
El cierre de una empresa, por pequeña que sea, es una catástrofe social. Deberíamos establecer una prioridad social para evitarlo. Debemos ayudarlas a cambiar, a desarrollar nuevos negocios, a emprender nuevamente. En este sentido, la idea de la red de negocios es muy importante. La investigación sobre la creación de empresas nos ha enseñado que el emprendimiento innovador se articula a través de microempresas independientes que trabajan para el cambio económico; las grandes empresas destacan por el desarrollo de innovaciones incrementales.
¿Qué solución propone?
En un país como España, que tiene integrado en su ADN el lema "que inventen ellos", el camino a recorrer es inmenso, pero también un fantástico reto. Sabemos muy pocas cosas de nuestro tejido de microempresas y autónomos, y de las políticas públicas de soporte a la innovación. En Estados Unidos hace más de 30 años que existe una administración ágil y flexible, que tiene como única intención la promoción del emprendimiento innovador y las redes de microempresas. En España desconocemos la evolución del proceso de generación de valor de las microempresas, y tampoco tenemos un registro de emprendedores y empresas innovadoras.
¿Por dónde empezar?
Hay que empezar desde el principio: investigación e información sobre el emprendimiento, y constitución de redes de negocios (entre microempresas, nuevas y existentes, entre negocios de varias microempresas, o entre micro y grandes empresas). El reto es la construcción de la red de negocios, y ello incorpora, a todos y cada uno de los elementos de valor de la sociedad: formación, financiación, política, valores y cultura. Sin esta red, difícilmente España se consolidará con éxito en el siglo XXI.
Fuente: Expansión

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