No te engañes: un buen sueldo o tener la oficina al
lado de casa no significa que tu trabajo te convenga. No cabe duda de que son
un buen par de alicientes, pero si lo que haces no te gusta o te aburre y
empiezas a sentir cómo tu desarrollo profesional está estancado, este
bienestar laboral probablemente no te conviene.
«El empleado tiene que
revisar su escala de motivaciones y ver en qué medida está satisfecho con lo
que hace. No todo el mundo siente en igual medida todas las necesidades.
Tiene que centrarse en aquellas que considera importantes», explica Eva
Rimbau, profesora de dirección de recursos humanos en la UOC.
El sueldo, las relaciones
con compañeros, el equilibrio de la faceta profesional y familiar, la
estabilidad laboral y el reconocimiento son algunas de estas necesidades.
Analizar de qué manera tu trabajo las cubre es un buen principio para
averiguar si estás haciendo lo que más te conviene.
María José Álvarez, responsable de proyectos de outplacement de Randstad, recomienda «establecer una prioridad para cada uno de esos pilares en función de la forma de ser de la persona, y reflexionar si el trabajo que tiene cubre, al menos, los tres primeros».
Si no es así, «el
siguiente paso es tomar una decisión: ceder en algunas facetas y tratar de
acomodar la situación, o romper con todo y plantearse un cambio de vida». Si
estás convencido de querer dar un giro profesional, Rimbau aconseja «decidir
un objetivo laboral a medio o largo plazo y planificar los pasos intermedios.
¿Debo formarme para realizar un cambio importante de actividad? ¿Tengo que
conseguir experiencia en algo nuevo? Estas son algunas de las preguntas que se
pueden plantear para no dar un paso en falso».
“Revisa
tu escala de motivaciones y observa si realmente estás satisfecho con lo que
haces”
La felicidad en el trabajo
y el desarrollo profesional son los grandes baluartes para saber que lo que
estás haciendo te conviene. No te precipites a la hora de plantear un cambio.
Álvarez recuerda que «cubiertas las necesidades básicas hay algunos factores
que el profesional puede cambiar. Y, por supuesto, no hay que dejarse llevar
en exceso por el factor económico. Cuando un profesional está en un entorno
laboral agresivo, el dinero suele pasar a un segundo plano. Conviene por
tanto, analizar los elementos intrínsecos a la persona».
El dinero no
lo es todo
Rimbau también desmitifica
la importancia que se le puede dar a un buen o mal sueldo. En su opinión, «es
un factor complejo porque toca varias necesidades clave: las básicas y
también las vinculadas al reconocimiento. Una vez superado el umbral mínimo
para cubrirlas, puede parecer que el salario no es lo bastante bueno para la
calidad del trabajo que ofreces o bien que se te paga menos que a otros en
puestos parecidos».
Ambos elementos harán que
no te sientas adecuadamente reconocido y eso generará insatisfacción. «Sin
embargo, hay que plantearse en qué medida ese reconocimiento en términos
monetarios es lo más importante para ti y, si es determinante para buscar
otra ocupación», añade Rimbau.
En estos casos, Álvarez
aconseja a los profesionales que «analicen su empleabilidad, la experiencia
que aportarán en el mercado y si pueden aprovechar la coyuntura para
reciclarse, formarse en otra actividad y dar un giro adecuado a su carrera».
Fuente: Expansión
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martes, 14 de mayo de 2013
¿Estás en el trabajo que te conviene?
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