miércoles, 17 de agosto de 2011

Lecciones para emprender


Tener una buena idea para un negocio es el principio. Ponerla en práctica significa emprender. Las vacaciones son una buena época para los propósitos, pero la vuelta a la realidad los puede dejar en un segundo plano. Si de verdad quiere ser su propio jefe y crear su propia empresa, deberá conocer algunas claves para dar el salto.
Para J. Fried y D.H. Hansson, autores del libro Reinicia, el primer paso es arrancar. Tener la idea es esencial, pero ponerla en marcha es lo que diferencia una buena ocurrencia de un buen negocio. “Lo importante es lo que haces no lo que piensas o planeas”. Y es cierto. Cuántas veces se ha quedado una idea en el tintero. El miedo, la falta de tiempo y los problemas de financiación pueden servir como buenas excusas para descartar ese propósito, pero si no se pone en marcha nunca se sabrá si esa idea hubiera tenido éxito.
Emprender un nuevo negocio no es sencillo. Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña, en su libro Ha llegado la hora de montar tu empresa, asegura que cualquier proyecto requiere sacrificio. Jornadas maratonianas, compromisos, riesgos que tener en cuenta y la seguridad de que este plan puede ser un éxito o un fracaso, son factores a tener en cuenta cuando se inicia una aventura empresarial.
Pero todo comienzo necesita un punto de referencia. Hansson y Fried aconsejan trazar una línea imaginaria, un límite que defina hasta donde se está dispuesto a llegar para triunfar en su propósito. No sólo eso. También hay que definir los objetivos y el target al que va dirigido el negocio. Una vez que se precise cuál es el cliente tipo de la empresa, hay que preguntarse, tal y como afirma Suárez Sánchez-Ocaña, si el mercado encontrará una solución mejor que pueda perjudicar al negocio.
Financiación
Tener la idea y las ganas para ponerla en marcha quedan en nada si no se cuenta con una buena financiación. En Ha llegado la hora de montar tu empresa se aconseja una actitud realista por parte del emprendedor. Hay ideas muy buenas, pero económicamente inviables y hay que saber darse cuenta de ello. Sobre el papel cualquier proyecto parece posible, pero no siempre es así. Por eso mismo, Alejandro Suárez Sánchez-Ocaña aconseja que hacer tres cuentas de resultados diferentes: un escenario de pérdidas, uno de ganancias y otro en el que la empresa apenas llega a sobrevivir. De esta manera, es más sencillo ver qué se haría en cada situación.
Con las cuentas claras y una actitud realista hay que preguntarse si esta empresa podrá llevarse a cabo con recursos propios o con financiación externa. Si no se cuenta con el dinero suficiente, la segunda opción será la única alternativa viable, pero hay que tener cuidado. En Reinicia se recomienda no gastar demasiado de terceros, por varios motivos:
1) Pierdes el control: Cuando se pide dinero prestado se puede llegar a perder el timón. En una película, por ejemplo, el director tiene la idea para el relato pero éste puede llegar a modificarse según los deseos del productor que es quien, en definitiva, pone el dinero.
2) Recuperar la inversión acaba anteponiéndose al desarrollo de una empresa de calidad.
3) Gastar el dinero de otros puede generar adicción.
4) Normalmente no son acuerdos favorables.
5) Los clientes dejan de estar en el altar.
6) Pedir dinero distrae: Buscar financiación es una tarea que absorbe y aleja del motivo principal de su empresa.
Cuando se lanza un nuevo proyecto hay que saber que ése es nuestro compromiso y, por tanto, hay que correr una serie de riesgos, incluida la financiación. No se puede dejar toda esta parte tan delicada del proceso en manos de un tercero. Y es que no hace falta ser demasiado ambicioso para empezar. Los negocios austeros también triunfan y si no que se lo pregunten a tantas compañías low cost que han logrado alcanzar el éxito con un modelo sobrio.
Fuente: Expansión

No hay comentarios:

Publicar un comentario