martes, 13 de noviembre de 2012

Qué haría si un 70% de sus empleados buscara trabajo

A pesar del páramo laboral, las dificultades para cambiar de ocupación y el paro, la mayoría de sus empleados están buscando activamente trabajo. Muchos dedican varias horas semanales a pensar cómo huir de su empresa o cómo pueden crear su propio empleo. Suenan las alarmas, porque muchas compañías padecerán fugas de talento masivas cuando la situación mejore.

Mire a su alrededor... Quizá muchos de sus empleados, aparentemente enfrascados en su trabajo, están realmente buscando empleo. Es posible que el retraso con el que llega el que acaba de entrar por la puerta no se deba al tráfico. Puede haber estado actualizando su currículo o atareado con una entrevista de selección.
A pesar de la situación económica, de las escasas posibilidades de encontrar otra ocupación y de la precariedad del mercado laboral, cada vez más gente –también de su empresa– dedica unas horas semanales –incluso en tiempo de trabajo– a cambiar de compañía en busca de una nueva ocupación.
Un estudio reciente del portal de empleo CareerBuilder referido al mercado estadounidense revela el dato extraordinario de que allí el 74% de los trabajadores busca activamente un nuevo empleo y está abierto a nuevas oportunidades laborales. La búsqueda de trabajo ocupa más tiempo incluso que salir de compras. Para decidir en uno y otro caso, quienes navegan rastreando ofertas laborales utilizan una media de 15 recursos en su búsqueda, frente a los 11 de quienes se dedican al shopping.
“Un profesional que no reciba tres o cuatro ofertas de trabajo al año no es tan bueno como parece”
Vivian Acosta, socia directora general del área de consultoría de Norman Broadbent, afirma que "muchas compañías han pasado del boom de la cultura del talento, de las empresas familiarmente responsables y la conciliación a justo lo contrario: ahora se considera a las personas como un coste. No se rediseña la oferta y hay empleados que realizan el trabajo que antes hacían tres. Los niveles de sobrecarga son muy elevados, y algunos estudios revelan que en muchos casos el estrés y angustia de ciertos trabajadores en determinadas empresas es superior al que padecen los parados en busca de empleo". Acosta cree que "hay mucha gente esperando a que escampe para salir corriendo, y cada vez más emprendedores decididos a crear su propia compañía. Muchas compañías se afanan en conceptos como el compromiso, el engagement o la felicidad en el trabajo porque saben que cuando la situación económica repunte sólo un poco habrá una fuga masiva de talento. La crisis ha revelado el ADN real de muchas organizaciones que consideran a las personas como medio para lograr un fín".
Paco Muro, presidente de Otto Walter España, asegura que "ahora es el momento de demostrar que hay buen patrón en el barco; que los valores que se contaban son una realidad y no un cartel colgado en el despacho del capitán. Si se hacen las cosas medianamente bien en estos tiempos, y se demuestra que se aprecia el talento, el resultado es ganarse su fidelidad, porque ésta no se puede exigir con una orden".
Muro se pregunta además cuántos trabajadores están en sus actuales puestos de trabajo "aguantando". Afirma que "en tiempos de crisis, cuando escasea el empleo, casi todos se aferran a lo que tienen y a menudo algunos directivos confunden ese agarre con fidelidad y compromiso. Muchos se quedan porque no hay más remedio, no porque estén ilusionados". Recuerda que cabe recordar que en numerosos estudios de retención del talento, entre las primeras razones para cambiar de empresa o dejar de aportar al máximo están el desarrollo profesional y la relación con el jefe directo". Muro cree que hoy, "con las empresas reduciendo estructuras, es casi imposible ofrecer desarrollo profesional, y el talento ya se siente incómodo. De ahí que la relación con los jefes sea más crucial que nunca. Retener en la empresa profesionales que ya no quieren estar no sirve de mucho, porque no se transforma el esfuerzo en energía, y en cuanto vuelvan los buenos tiempos los mejores se marcharán".
Montse Ventosa, socia de Sticky Culture, cree que "las personas que están buscando trabajo en este desierto de oportunidades son probablemente las más optimistas de cada equipo, las que no pierden la esperanza, y las que se levantan rápidamente tras una caída".
La experta considera que "se debe poner el foco e identificar a esos happyshifters –personas altamente motivadas, enganchadas y que necesitan retos constantes– que aún trabajando en la compañía están con un pie fuera de ella. El que tuvo, retuvo, y los happyshifters son profesionales apasionados, enganchados a la cultura de la organización. Es posible que durante los tiempos difíciles las organizaciones se centren demasiado en el detalle, en el día a día, en sobrevivir, y hayan descuidado la cultura corporativa, que requiere de un cultivo".
Identificar a los optimistas
Para identificar a este talento de luchadores resilientes y optimistas, Ventosa explica que el primer paso es entender algunas de las razones para comprender su deseo de abandonar el barco: "Puede ser porque creen que la nave se hunde; no ven un futuro claro o no confían en la dirección de la empresa. Quizá ya no aprenden en la organización, o se han sentido dejados de lado, cuando aún tienen mucho que ofrecer. También puede ser que se les oculte información decisiva".
Paco Muro añade que "en tiempos difíciles muchos se olvidan de gestionar las emociones de los que están tirando del carro. Las malas noticias fluyen, el caos impera, y cabe preguntarse quién se ocupa de la motivación y quién cuida la comunicación. Se reduce personal porque no hay más remedio, pero no siempre se quedan los mejores. El miedo nunca ha sido una herramienta de liderazgo como lo es el respeto. No son lo mismo, aunque algunos parecen confundirlo".
Evite que se vayan los mejores
* Haga las cosas comprensibles. Lo que no se entiende no se cree.
* Conecte. No basta con informar. Por muy dura que parezca la verdad, no la intente disfrazar.
* Haga sentir que el trabajo es útil y tiene sentido.
* Sea discreto y evite caer en el “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Cuando aparentar es más importante que hacer, la eficiencia se resiente.
* Asegúrese de que su empresa es auténtica. Ahora es el mejor momento para probar que los valores que conforman su cultura corporativa son verdaderos.
Fuente: Expansión

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