viernes, 23 de marzo de 2012

Cómo lograr que una decisión se haga realidad


¿Por qué aquello que se ha decidido no se cumple? ¿Qué ha fallado? A menudo la ejecución de una idea se complica porque el proceso para ponerla en práctica no es el adecuado o porque en mitad del camino han surgido problemas. Conozca qué elementos hay que tener en cuenta para cumplir lo acordado.
Un día antes de una reunión clave los asistentes reciben una copia del Power Point de la presentación. Ésta incluye un resumen de las recomendaciones, y los argumentos y datos que las apoyan. Algunos las leen. Y entonces llegan los problemas: unos consideran que las cifras están equivocadas, algunos cuestionan los criterios que sustentan las conclusiones y otros preguntan por las alternativas que existen. Al final, el ejecutivo de turno afirma: “En estos momentos no podemos hacer nada”. Así que se acuerda posponer la decisión final al próximo mes.
Este escenario, que se puede dar en cualquier organización, incluye un error de base: el proceso para la toma de decisiones no es el adecuado. Se equivocan desde el principio, de acuerdo con Nacho Ríos, socio de la consultora Bain & Company. Según este experto, “las compañías eficientes funcionan de otra forma: siguen cuidadosas estructuras en la toma de decisiones, se aseguran de llegar a acuerdos en sus criterios, hechos y alternativas”.
Estos son los cinco elementos que se deben tener en cuenta para llegar a una decisión estructurada y conseguir que se lleve a cabo:
1.Criterios. “No se puede tomar una decisión sin tener un criterio para tomarla”, explica el socio de Bain. Un informe puede contener diversos datos y explicaciones, pero si se desconoce si estos sirven para aumentar las ventas, captar más clientes o ser más eficientes, carecen de sentido. “Se deben tener criterios, una base para evaluar el éxito o el fracaso, para decidir conforme a aquello que se quiere conseguir”, añade Ríos.
2.Hechos. Hace 20 años conseguir datos era una tarea que requería tiempo y esfuerzo. Hoy día, se consiguen de forma rápida, pero cuántos más se tengan, mejor. Solicitar cifras y más cifras sólo es un modo de retrasar una decisión.
3.Alternativas. El 82% de los ejecutivos no tiene en cuenta las alternativas para tomar una decisión. Por ejemplo, en una organización se acuerda bajar los precios para aumentar las ventas de un producto. “¿Existen otras vías? ¿Qué alternativas tengo? ¿Cuáles rechazo y cuáles tengo en cuenta? Los directivos deben examinar todas las opciones. Si se desconocen las alternativas, será complicado llegar a una conclusión y tomar una decisión”, considera el socio de Bain.
4.Responsabilidad. “¿Qué se ha decidido?” “Se ha decidido esto, pero personalmente esperaría y vería”. Comentarios de este estilo se pueden escuchar al término de una reunión. La toma de decisiones exige responsabilidad: “El grupo es el que decide y el que da apoyo unánime”, opina Ríos.
5.Cierre. Decidir algo no es lo mismo que hacerlo. “Si no se comunica la decisión, se establecen responsabilidades y fechas para poner en marcha lo acordado, todo caerá en saco roto”, apunta el experto. Hay que dejar las cosas claras: las personas deben conocer lo que tienen que llevar a cabo y cómo, para no encontrar obstáculos. Además, es recomendable el feedback para conocer si la decisión funciona.
Fuente: Expansión

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