jueves, 6 de octubre de 2011

Aprende a venderte bien de una vez


Ha probado a meter su nombre y sus apellidos en Google? Pues hágalo. ¿Cuántas informaciones aparecen sobre usted? ¿Qué se dice? O quizá, arranquemos por el principio, ¿existe usted en Internet  o no? Porque si no existe, mal empezamos. Si quiere mejorar en el mercado laboral –desde dentro o desde fuera– usted necesita urgentemente crearse una buena marca personal. No se confunda, que no se trata sólo de una imagen, ni de estar presente en Internet, sino de mucho más. Ni piense que es una cuestión de días. Requiere mucho trabajo y dedicación. Y no olvide que si, en general, un plan de acción es importante, la crisis ha hecho todavía más necesario recurrir a las técnicas del márketing para aprender a venderse mejor a sí mismo y potenciar su carrera en un mercado incierto, cambiante, global…
“La única manera de lograr diferenciarnos en un mundo cada vez más competitivo, en el que los nuevos empleos y las posibilidades de promoción escasean, es gestionando nuestra carrera profesional como las grandes empresas manejan las marcas de sus productos. Quien mejor se conozca y más en cuenta tenga su plan de márketing personal, tiene asegurado un mayor éxito”, dice José  Antonio Ortega, responsable de márketing de la consultora Michael Page, especializada en la selección de mandos ejecutivos.
Pero ¿de qué estamos  hablando? ¿Por dónde hay que empezar? Por supuesto, no se trata de convertirse en Steve Jobs, Barack Obama, Ronaldo o Madonna, por decir algunos buenos ejemplos de marcas, pero sí ser diferentes, únicos, auténticos. Siguiendo el ejemplo de las marcas de  productos, hay que dejar ser un producto anónimo más en una de las cientos de estanterías del supermercado o, como les gusta decir a los expertos, dejar de ser un yogurt de marca blanca para ser tan valorado como los Activia de Danone. Vale. ¿Y por dónde arrancamos?
¿A dónde quieres llegar? “Hay que obligarse a hacer los planes que haría una compañía”, reflexiona Jaime Castelló, profesor de márketing de Esade. Esto implica, en primer lugar, definir una hoja de ruta, un objetivo claro de adónde se quiere llegar. Un ejercicio básico, que realizan los alumnos de casi todas las escuelas de negocio, es escribir en una hoja dónde se quiere estar dentro de cinco, diez o quince años y qué se va a hacer para lograrlo. ¿Qué meta se pretende alcanzar con ese posicionamiento? ¿Un ascenso? ¿Labrarse una buena reputación como especialista en cerámica en Castellón? Quizá lo que busca es que le llamen para impartir conferencias –y vivir de ello– o, simplemente, investigar en un laboratorio de 9 a 5 de la tarde. Piense en ese campo, en ese mundo  nuevo al que quiere llegar. Cada opción determinará un plan de acción diferente. “Uno de los errores más comunes es no tener claro lo que se quiere. Al final se va a la deriva y son las circunstancias las que dirigen su carrera. ¿Cuánta gente de nuestro entorno conocemos que con 40 años se preguntan qué están haciendo en ese trabajo? Seguramente, bastantes”, afirma Andrés Pérez, un químico de 43 años reconvertido y reconocido hoy como uno de los mayores especialistas españoles del personal branding.
Reinventarse. Si ése es su caso, si se encuentra atrapado en una carrera y un momento profesional que no es lo suyo o, por el contrario, ha perdido su trabajo y cree que puede abrirse nuevos horizontes, ha llegado el momento de reconvertirse. Es posible. Y es más que recomendable, ahora que el trabajo para toda la vida es un mito del pasado.
Andrés Pérez cuenta su propio caso.  Después de una década y media trabajando en puestos directivos para empresas como Repsol, Carrefour, Lucent Technologies o el Grupo Once, se quedó sin trabajo. “Me había ocurrido como a algunos de los proveedores de marcas blancas con los que negociaba habitualmente: era bueno, pero similar a los demás y fácilmente sustituible por otro más barato”, recuerda. Así que puso punto y final a esa carrera y encontró en sus conocimientos de márketing el mejor aliado para reinventarse. Ahora da conferencias, imparte clases en universidades y escuelas de negocios, prepara talleres en grandes empresas y acaba de publicar un libro con sus  mejores consejos para construir una marca personal reconocida.
Puede ser más fácil o más difícil, pero la reconversión exige, primero, ser honestos con nosotros mismos, idear un objetivo y, por supuesto, estar abierto a otros mundos. A veces el salto es radical y, al principio, pueda dar hasta vértigo. Pero hay que dejar el miedo atrás. Ése es el caso de Luis Labrador, un protésico dental de Bilbao que tenía claro que los empastes no eran lo suyo. Se le daban mejor las figuritas de animación con plastilina. Como en España no había posibilidades de crecer en ese campo, lo dejó todo y se fue a Los Ángeles hace una década. Empezó en Pixar –la productora de grandes éxitos como Toy Story, Buscando a Nemo, UP– y ha ido creciendo, a base de formación y networking, hasta hacerse un hueco como directivo en Dreamworks, la factoría de animación de Steven Spielberg autora de películas como Shrek. “Si se sabe lo que se quiere, es más fácil lograr el objetivo”, insiste Pérez. Y eso es válido tanto para quien arranca, que lo que busca es entrar por primera vez en el mercado laboral, como para quien quiere moverse vertical u horizontalmente por él.  Y, por supuesto, es tan válido para directivos, estrategas o consultores como para cualquier otro profesional, ya sea arquitecto, abogado, fotógrafo o hasta fontanero. “Todo el mundo tiene la oportunidad de ser una marca admirable. Es uno de los activos más importantes con los que contamos cada uno de nosotros”, dice José María Cubillo, director de Dirección de Márketing de ESIC.
¿En qué eres bueno? Una vez definido a donde se quiere llegar, hay que identificar y comunicar las características que nos hacen sobresalir, ser relevantes, diferentes y visibles. Esto exige una intensa labor de autoanálisis.  “Cuanto más sepas sobre lo que eres capaz de ofrecer y cuáles son tus límites y puntos débiles, más fácil resultará producir algo valioso y venderlo. Uno de los mayores errores que se cometen es ser poco honestos en la definición de nosotros mismos”, sostiene Roberto Álvarez del Blanco, profesor del IE y autor del libro Tu marca personal.
El problema es que la marca no es algo que uno crea, diseña y modula, sino que se basa en las percepciones, en lo que los demás perciben de ti.
Quizá uno piensa que habla bien en público y que es bueno trabajando en equipo, pero la percepción del entorno es radicalmente opuesta. Así que es importante verificar que ambas visiones coinciden. Y, por supuesto, hay que ser inteligente. Si usted tiene algunas de las características que ahora se demandan en el mercado laboral, resáltela. “Siempre hay que estar atento para ver qué tipo de habilidades o competencias demanda el mercado.  Así podrá enfatizar sus fortalezas y pulir sus defectos”, apunta el director general de Infojobs, Jaume Gurt. No olvide que las compañías valorarán, además de la experiencia y los conocimientos técnicos y de idiomas, otras habilidades como el trabajo en equipo, la flexibilidad, la humildad, la inteligencia emocional, la capacidad de comunicación, la creatividad, la honestidad…
¿Reúne muchos de estos requisitos? Si es así, llegó la hora de venderse e idear un plan de comunicación que nos ponga en el mapa como un gran profesional. Que usted es bueno en tal cosa, pues ¿por qué va a callárselo? ¡Hágalo saber! Prepárese para escribir blogs, estrechar manos, publicar artículos en prensa, participar en fotos y debates, repartir tarjetas de visita sin parar… “Ya no basta con ser un buen ingeniero para tener una carrera profesional exitosa. Tan importante es hacer las cosas bien como dar a conocer lo que se hace”, apunta Ignacio Bao, presidente de la firma de cazatalentos Signium International.
Estamos ante una tarea dura y metódica, que requiere mucha perseverancia y paciencia, pero que a la larga es rentable y potencia las opciones profesionales. De lo que se trata es de dejar de ser invisibles para pasar a  ser claramente visibles en ese mundo en el que aspiramos entrar o progresar.  Ayuda todo lo que haga que a uno le vean como un experto en la materia en la que quiere destacar. Ahí está, por ejemplo, el caso del profesor del IESE, Leopoldo Abadía, que saltó a la fama entre el gran público no fruto de su labor académica sino por un blog en el que explicaba de forma sencilla y amena las claves de crisis subprime. A raíz de su éxito, le surgieron colaboraciones en prensa, en programas de televisión, la publicación de varios libros y hasta anuncios de publicidad.  En otras palabras, Internet ayuda mucho a tener más eco, más visibilidad. Y a algo más:  engordar nuestra agenda de contactos.
Networking.  Contar con una buena red de contactos puede abrir las puertas a nuevos negocios o a nuevos puestos de trabajo. Y, si está sin empleo, sus contactos serán el primero hilo del que tirar. Ya lo dice el sabio refranero español: quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Y más en tiempos de crisis. Los amigos resultan a menudo al mejor agencia de colocación. Recuerde que las estadísticas dicen que el 75% de las ofertas laborales no se anuncian jamás ni en prensa ni en Internet. Permanecen ocultas en las compañías hasta que alguien las encuentra a través de sus contactos.
Le sorprenderá saber que se calcula que cada adulto tiene entre 1.500 y 3.000 contactos. Es verdad que no todos se recuerdan y hay que rastrear en la  memoria: familiares, amigos, antiguos compañeros de trabajo  o del colegio, conocidos… Muchos pertenecerán a nuevas redes sociales online, desde Facebook a LinkedIn, pasando por MySpace o Twenti. Internet es un pozo sin fondo para nutrir la agenda. “Sin ellas mi nivel de contactos sería de dos, en una escala de uno a diez. Gracias a ellas es de ocho”, sostiene Felipe Navío, consejero delegado de Jobandtalent, una mezcla entre red social y plataforma de empleo, que cuenta con más de 50.000 usuarios y ofertas  de más de 300 grandes empresas, como Santander, BBVA, Indra, Google, Goldman Sachs o L’Oreal.
Llegados a este punto, hay que romper otro mito: aunque es cierto que enviar un currículum por email a una empresa tiene muchas posibilidades de acabar en la basura, no siempre es así. Y menos si es la propia empresa la que publicita en su web esa oferta de trabajo. “Nosotros sí leemos todos los currículos que llegan y casi un tercio de las personas que se incorporan iniciaron el proceso a través de una plataforma online” dice Alessia Diamandidis, directora de reclutamiento de L´Oreal.
Fernando Zavala, un joven estudiante de Económicas, da buena cuenta de ello: “A la vuelta de unas prácticas en JP Morgan en México me puse a buscar trabajo en Madrid. Colgué mi currículum en Jobandtalent. A los cinco minutos recibí una llamada de L’Oreal, me entrevistaron al día siguiente y el lunes estaba trabajando”.
No pierda el contacto físico. Las redes sociales ayudan a ser más visibles en el ciberespacio, pero tampoco son una garantía.  “Si piensas que por estar en LinkedIn vas a encontrar trabajo estás equivocado. Pero tienes más posibilidades de darte a conocer y que otros se interesen por ti. Sobre todo, te pone en el mapa”, subraya el directivo de Jobandtalent.
Este tipo de plataformas se han convertido en herramientas de búsqueda básica de cualquier cazatalentos o empresas de reclutamiento a la hora de buscar información de posibles candidatos. Y quien no está no existe.  “Si el headhunter no encuentra información en Internet sobre el candidato es muy difícil que pase la criba”, reconoce Begoña Parada, gerente de la consultoría de recursos humanos Mercer. Lógicamente, tanto o más importante que figurar en Internet, es aparecer bien.
Conviene dedicar tiempo a rellenar la información del perfil, así como a eliminar fotos comprometidas o comentarios que puedan perjudicar la imagen. Otro consejo: aproveche Internet 2.0 como plataforma para generar contactos, pero sin perder de vista el mundo real. “Tienen un rol en nuestra estrategia relacional, pero no lo pueden ser todo”, aconseja Jaime Castelló que, muchos expertos, cree que los contactos virtuales nunca podrán sustituir el poder de las relaciones cara a cara.  Así que aproveche todo: clubes deportivos, cócteles empresariales, conferencias, seminarios, colegios profesionales, asociaciones… lo que sea donde pueda conocer todo lo que se cuece en su sector y dejar su huella, su marca.  Recuerde, que está en una tarea que lleva su tiempo. “La gente a veces espera milagros de un día para otro. Buscan resultados rápidamente. Se olvidan de que las relaciones sólidas no se construyen a partir del oportunismo y pensando que al día siguiente me va a generar un trabajo. Falta paciencia”, insiste Jaume Gurt. Así que póngase en marcha ya. Recuerde que, si Coca-Cola, Danone, Inditex o el Banco Santander han tardado décadas en lograr el reconocimiento internacional del que ahora gozan, a usted también le llevará su tiempo labrarse una marca en su ámbito profesional. Quizás no décadas, sino años. Pero si lo hace bien, le acompañará toda su vida.
Fuente: Capital

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