viernes, 7 de octubre de 2011

De profesión... candidato a un empleo


Convertirse en el candidato ideal para una oferta de trabajo es una carrera de fondo. Leer atentamente la descripción del puesto, redactar un currículo adaptado a cada situación e informarse sobre la empresa son aspectos que pueden ayudarle a lograr su objetivo.
El número de personas que aspira a encontrar un puesto de trabajo aumenta a ojos vista. Según los últimos datos del Ministerio de Trabajo e Inmigración, en España ya hay más de 4,2 millones de desempleados. Este colectivo reúne a todo tipo de perfiles: recién titulados universitarios, pero también muchos profesionales con amplia experiencia laboral. A priori parece que la forma de enfrentarse a la búsqueda de empleo es diferente, puesto que los más veteranos cuentan con la ventaja de que ya han pasado por procesos de selección. Sin embargo, los responsables de recursos humanos de distintas compañías coinciden en que, en general, no se sabe buscar empleo.
Enfrentarse a la tarea de redactar el currículo, la carta de presentación, decidir a qué ofertas presentarse y cómo actuar en una entrevista de selección es en sí mismo un trabajo para el que hay que prepararse a fondo. Javier Sevilla, CEO y socio fundador del portal Jobssy.com, considera que “el candidato tiene que profesionalizarse. A pesar de las complicadas circunstancias actuales, siempre existen oportunidades, y la clave está en saber buscar y diferenciarse”.
Rodrigo García, gerente de RH Asesores, opina que actualmente no se considera relevante saber buscar empleo y esto se suple con el boca a oreja. “Haría falta que universidades y escuelas de negocios contemplaran esta tarea como parte de su formación”, reclama. Las consecuencias de no saber afrontar este momento pueden ser graves. José Luis Sordo, responsable de selección del Grupo Mnemo, reconoce que “hay grandes profesionales a los que ni siquiera llegamos a conocer, porque son malos candidatos”.
Es mejor enviar un solo currículo adaptado a las necesidades del puesto que 500 exactamente iguales
Las recomendaciones para convertirse en el aspirante ideal pueden parecer obvias, pero con demasiada frecuencia se olvidan, y los fallos de siempre continúan. El primer punto es definir un objetivo. Independientemente de la formación y del sector, hay que saber qué se quiere hacer y hasta dónde se pretende llegar profesional y económicamente.
Un dato sorprendente del que reiteradamente se quejan los responsables de selección es que los candidatos no leen atentamente la oferta de empleo. “A veces acuden a la entrevista sin saber el nombre de la compañía, ni las características concretas del puesto”, dice Sordo. Informarse es fundamental. Por lo que se refiere a la descripción del trabajo, las empresas asumen su parte de culpa y reconocen que deben cuidar más la redacción del texto que publican.
El candidato debe profesionalizarse, aprender a buscar y saber diferenciarse de los demás aspirantes
Calidad Vs. Cantidad
García advierte que para encontrar trabajo debe primar la calidad frente a la cantidad. Se cree que una búsqueda activa de empleo consiste en colgar el currículo en todos los portales posibles, enviarlo indiscriminadamente a todas las compañías del sector en el que nos interesa incorporarnos y permanecer activos en todos los foros y redes sociales. Pero el resultado de toda esta actividad suele ser infructuoso y desalentador.
José Luis Sordo considera que “es mejor enviar sólo uno, pero con criterio, que 500”. Por eso resulta esencial adaptar el currículo a cada situación. Destacando la formación y experiencia que más se ajuste a las demanadas de cada caso y poniendo en segundo plano –o incluso omitiendo– aspectos de nuestra trayectoria que no son tan relevantes.
Respecto a la actividad en las redes sociales, los expertos en reclutamiento coinciden en que es importante, pero en su justa medida.
Una vida virtual muy activa puede influir negativamente en la candidatura de un profesional. El empresario puede considerar que se está más pendiente de estos medios que de las responsabilidades y obligaciones con la empresa.
La experiencia profesional era hasta hace poco uno de los aspectos más valorados –y hasta imprescindibles– al discriminar aspirantes. El panorama ha cambiado y donde cuatro años atrás se buscaba un analista financiero con al menos diez años de experiencia total, ahora dos o tres años serían suficientes.
Sevilla explica que “el mercado se comprime y busca soluciones a mejor coste, ya que los salarios altos son difíciles de sostener, con lo que se exige menos experiencia para determinadas posiciones con el fin de desarrollar a las personas en los puestos de trabajo”.
Fuente: Expansión

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