viernes, 20 de abril de 2012

¿Qué tengo que hacer para franquiciar mi negocio?


Un buen producto o servicio, diferente y con demanda son las tres claves para hacer de tu empresa una cadena. A partir de ahí, estrategia y especial cuidado en la selección de los franquiciados y locales.
Franquiciar un sándwich. Eso hizo la compañía familiar Rodilla a mediados de la década de 1990. Ante el éxito de este tipo de comida y tras haber abierto varios establecimientos en Madrid, se optó por la fórmula de la franquicia para seguir aumentando un negocio que creó Antonio Rodilla en 1939, al adquirir una pastelería en la madrileña Plaza de Callao. Actualmente, la cadena cuenta con 84 establecimientos bajo este régimen y vende anualmente 40 millones de sándwiches.
Una de las ventajas que ofrece la tienda en cadena es que permite crecer de forma rápida; ahorrar costes porque son otros quienes invierten en las nuevas tiendas; implica un menor riesgo que un negocio propio, y se puede disfrutar de sinergias y economías de escala. No obstante, franquiciar no es la panacea: la marca se deja en manos de otros y aumenta la posibilidad de error. “La selección del franquiciado es fundamental, ya que equivocarse en el perfil puede llevar al cierre del establecimiento”, avisa Pablo Gutiérrez, director general de operaciones de MundoFranquicia Consulting.
Para tener todo bajo control en el modelo de la tienda en cadena, conoce qué aspectos se deben tener en cuenta para franquiciar un negocio:
Contar con un buen producto o servicio. La oferta de la enseña ha de ser distinta e innovadora en su composición, en su fórmula de presentación o en la técnicas empleadas para su venta. Gutiérrez aconseja que “el producto tiene que ser homogéneo en cualquier punto de venta de la red, mostrar una buena relación calidad precio y permitir al futuro franquiciado un margen de rentabilidad”.
Un negocio probado. Si la empresa propia no tiene éxito, no es aconsejable entrar en el sector de la tienda en cadena. Eduardo Abadía, gerente de la Asociación Española de Franquiciadores (AEF), explica que “es fundamental que cualquier negocio haya sido testado previamente en centros propios. Sólo una vez que se ha comprobado la aceptación del producto y su buen funcionamiento es el momento adecuado para realizar un proyecto de franquicia”.
También hay que asegurar una demanda y un mercado amplio. Es decir, no es recomendable comenzar a franquiciar sin estar seguro de la existencia de clientes potenciales.
Realizar una buena estrategia. El futuro franquiciador debe plantearse qué tipo de enseña quiere, cuáles van a ser las expectativas y si éstas se pueden cumplir. Santiago Barbadillo, director de Barbadillo Asociados, aconseja hacer un diseño de proyecto de franquicia. Éste debe contener las condiciones económicas (canon de entrada, royalties, margen de negocio, etcétera); el modelo de funcionamiento; los resultados y la rentabilidad que se espera conseguir; y los aspectos jurídicos, como el tipo de contrato que se celebrará con el franquiciado y las condiciones que tendrán que cumplir las partes.
Elegir el momento. La decisión de entrar en franquicia se debe, sobre todo, a una necesidad de expansión. Miguel Ángel Oroquieta, subdirector de Tormo Asociados, apunta que el empresario debe analizar a qué se debe el crecimiento de su negocio: “¿Es el mercado o es por que soy mejor que mis competidores? Hay que estudiar qué aportará la empresa al sistema y a los consumidores”.
Expansión selectiva. La franquicia implica que un tercero va a gestionar una marca y, por tanto, el dueño perderá cierto control. La elección adecuada del franquiciado, así como la ubicación de los locales son vitales para el éxito o el fracaso del negocio como parte de una cadena. El socio debe aceptar todas las condiciones, no alterar el modelo de negocio y conseguir los objetivos marcados.
Comida rápida de calidad
Los Álamos es un restaurante dedicado a la fast food premium que abrió por primera vez hace doce años en la sierra madrileña. Después de comprobar su rentabilidad y la buena aceptación por parte del público de su cocina, que aúna la comida rápida con la tradicional, su fundador Gerardo Sanz va a comenzar a operar como franquicia este año: “Esta fórmula nos permitirá crecer sin alterar nuestra estructura y con garantías en cada localización”. Esta franquicia requiere una inversión de 164.120 euros y el plan a corto plazo es conseguir unidades franquiciadas.
Ayuda financiera para PYMES
Un negocio dedicado a dar soluciones financieras a autónomos y pymes con siete años de experiencia en los que ha proporcionado financiación a un 85% de los clientes han hecho que la empresa Gefinsa comience a operar como comercio asociado. “Es el método más seguro para prestar nuestro servicio por todo el país y para poner en marcha un negocio propio”, explica David Jiménez, director ejecutivo de la marca. Su inversión asciende a los 10.000 euros para oficinas de 50 metros cuadrados, y los planes inmediatos incluyen abrir diez franquicias. El largo plazo implica 50 locales.
Heladerías tradicionales
La red Smöoy comenzó su actividad hace año y medio tras cuatro generaciones fabricando helados al estilo tradicional. “En nuestras heladerías había aumentado el consumo de sabores light y de helados de yogur. Así que fusionamos ambos conceptos para crear Smöoy”, expone Nuria Martínez, gerente de la cadena, quien añade que “para franquiciar hay que tener en cuenta la experiencia, la imagen y un buen producto”. Lo más difícil es, según Martínez, dar con el franquiciado, “porque no todos están preparados para gestionar un negocio”; y la ubicación del local. Tienen 45 establecimientos operativos.
Fuente: Expansión

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