miércoles, 29 de febrero de 2012

Apalancamiento intelectual en las empresas


Cuánto cuesta levantarse después de haber trabajado en la oficina hasta la madrugada, sin haber podido disfrutar de la familia aunque sea treinta minutos y después de una noche donde se ha dormido apenas cuatro horas.
Es duro, muy duro, seguro que terrible, pero detrás de esos esfuerzos a menudo hay recompensas, halagos, hitos cumplidos, sentimiento de orgullo y placer personal. A este colectivo de empleados movidos por la consecución de objetivos agresivos y la superación constante se le podría dar el nombre de 'entusiastas'.
En esas mañanas duras, al levantarse doloridos (y no precisamente por hacer deporte), el colectivo de entusiastas siempre se acuerda (además del cliente y del jefe) del colectivo 'enemigo'. Aquellos compañeros que nunca salen tarde, siempre tienen excusas para marcharse a una hora razonable, y a pesar de todo ello se quejan como los demás: los 'acomodados'.
Este último grupo es un colectivo reflexivo, analítico, crítico, estancado en el pasado, que aporta en ocasiones tranquilidad y ayuda en la toma de decisiones. En algunos casos son exentusiastas que han tirado la toalla.
Cómo gestionar adecuadamente a ambos colectivos es uno de los problemas más complicados que se le plantean a los directivos en las empresas. Pero lo que sí está claro es que el desequilibrio a menudo conduce a la ruina empresarial.
Cuando triunfan los acomodados, ocurren hechos como la condescendencia y la parálisis empresarial que lleva consigo la pérdida de cuota de mercado, liderazgo y rentabilidad de la compañía. Algunos ejemplos de acomodamiento son:
1.Apalancamiento de tecnología: No han sabido mantener ni desarrollar una tecnología que en su día fue pionera y exitosa. Han exprimido tanto el producto o servicio que cuando se dan cuenta, están ya fuera de mercado y sin producto sustitutivo.
2.Apalancamiento industrial: No han tomado las decisiones adecuadas en entornos productivos u operativos innovadores. El miedo a ser los primeros les ha provocado la ralentización de las decisiones y por ende no han acometido ninguna acción de cambio.
3.Apalancamiento de negocio: La parálisis por el análisis y el miedo a entrar en un nuevo país o abrir un nuevo canal de comercialización. El pánico a la gestión del cambio ha provocado un estancamiento importante en la toma de decisiones de negocio de la compañía: "Esto siempre lo hemos hecho así y mira donde estamos".
Los tres casos se han dado en compañías que, siendo líderes con un producto o servicio se han dejado llevar por el mercado. De estar en la cúspide han pasado a estar perdidos en el pelotón de cola y abocados a la desaparición.
En todos los casos, las empresas animadas por este colectivo reaccionan tarde, y pasan demasiado tiempo lamentándose del mercado y de la competencia. Lo que no saben es que el colectivo de entusiastas de los competidores están ya moviéndose para superarles, y con su apalancamiento contribuyen involuntariamente a verse superados.
En el extremo contrario, cuando los entusiastas son mayoría puede ocurrir lo que a menudo se denomina morir de éxito:
1.Apalancamiento financiero excesivo. Se invierte en lugares con mucho riesgo, movidos por el corazón y no la cabeza, basándose en expectativas sin fundamentos analíticos y reflexivos.
2.Apalancamiento en modas. Demasiada orientación hacia mercados muy volátiles (a veces burbujas) e incluso en tendencias demasiado oportunistas (inmobiliarias, puntocom, etcétera).
3.Apalancamiento del equipo. En ocasiones pierden negocio debido a la excesiva confianza en sí mismos. Son perfiles ganadores que pueden llegar a perder la sensibilidad y las mieles del fracaso.
Siempre en el equilibrio está el punto óptimo. En España se están produciendo movimientos de gente entusiasta hacia empresas emergentes o pymes. Esta migración está provocando un desequilibrio importante en el ecosistema empresarial. Las grandes corporaciones acumulan una gran masa de gente acomodada, personas que están bloqueando a los entusiastas en desarrollar iniciativas creativas, provocando su salida hacia entornos más dinámicos, pequeños y flexibles.
Lo positivo de estas migraciones es el desarrollo de iniciativa emprendedora y profesionalización de las pymes. Lo negativo, y es un fenómeno que habrá que continuar observando con detalle en el futuro, es el acomodamiento intelectual y la pérdida de competitividad que ello supone para las grandes corporaciones.
Fuente: Expansión

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