Recuperar el control emocional, no arremeter contra la anterior empresa, transmitir el mensaje adecuado y diseñar una estrategia para la búsqueda de un nuevo empleo son algunas de las claves para gestionar de forma adecuada un despido. Actúe con cabeza y no se deje llevar por el estrés, y mucho menos, por la revancha gratuita.
Ya sea tras una dilatada carrera profesional o después de escasos meses, ser despedido es la fase profesional más traumática. Esperada o no, la salida involuntaria de una empresa obliga a un replanteamiento que, realizado con temple y talento, puede ser la mejor garantía para acceder a un nuevo empleo. En este sentido las 24 horas anteriores y posteriores son cruciales.
En la empresa
Antes de abandonar el puesto Marta Cao, asesora de soluciones de recursos humanos de Randstad, recomienda aclarar con los superiores cuál es el motivo del despido y luego explicar a los compañeros la situación, “pero intentando mantener la cabeza fría. Hay que evitar dejarse llevar por las emociones. Nunca se sabe si esos compañeros o jefes que abandona se pueden convertir en sus colegas de trabajo en otra organización”. Esta actitud es la más adecuada para tratar de gestionar alguna carta de recomendación que le será muy útil en el futuro.
Otro de los aspectos que hay que cuidar especialmente son sus conexiones electrónicas en el puesto. “Con la ayuda de un informático hay que eliminar el rastro de cualquier huella personal que exista, salvando aquella información que le pueda ser útil”, dice Cao. Tras salir de la compañía aconseja tomarse el resto del día libre y compartir con familiares o allegados la situación “pero sin dramatizar”.
Su nuevo trabajo es buscar un empleo
El día siguiente al despido es el primer día se su nuevo empleo: buscar un trabajo. Tómeselo con calma. Lo más recomendable es que solucione cuanto antes todos los trámites burocráticos relacionados con su condición de parado y, si le correspondiera, con la solicitud del subsidio de desempleo. “Todas estas gestiones se pueden realizar online y conviene dejarlas solucionadas cuanto antes”, señala Cao.
A partir de ese momento, dispone de tiempo suficiente para diseñar la estrategia más adecuada para encontrar una posición que se ajuste a sus objetivos. Orestes Wensel, director comercial de Lee Hecht Harrison (Grupo Adecco), asegura que es clave “mantener la calma, reflexionar y pensar a futuro de manera objetiva. A veces dirigir la mirada a empresas del mismo sector no es lo más acertado, sobre todo, si el despido se ha producido como consecuencia de un proceso de reestructuración o una crisis en ese ámbito”.
Éste es el principio de una estrategia en la que no debe dejar ningún cabo suelto. Por este motivo, es recomendable que adopte una actitud flexible en el aspecto funcional, geográfico y salarial. “Es clave mantener una actitud positiva y proactiva e intentar no caer en el desánimo si la estrategia inicial no funciona”, advierte Wensel.
No envíe mails masivos sin antes haber actualizado su currículo. Igualmente si decide dar a conocer a toda su red de contactos su nueva situación, actúe con cautela teniendo en cuenta a quién y por qué razón le da a conocer su situación. Wensel recuerda que el 80% de la oferta laboral se encuentra en el mercado oculto, es decir, “a través de contactos de amigos, familiares y compañeros de trabajo… ofertas que no aparecen en los buscadores de empleo o en cualquier otro medio de difusión pública”.
Las claves
La consultora de recursos humanos Lukkap considera que además de tener en cuenta estos factores previos y posteriores a un despido, existen cuatro factores que pueden servir para afrontar con éxito esta etapa y que resumen de forma práctica las recomendaciones de los expertos de Randstad y Lee Hecht Harrison:
1. Recuperar el control emocional. Dejarse llevar por el desánimo es inevitable pero no podemos entregarnos a él por más tiempo del necesario puesto que sólo conseguiremos caer en la apatía y, en el peor de los casos, en el bloqueo y la inacción.
2. Mantener el prestigio de la anterior empresa. Arremeter contra la compañía de la que se sale no compensa. Las actitudes conflictivas o revanchistas no tienen ninguna utilidad práctica y los profesionales que actúan de esa manera no son vistos con buenos ojos por parte de los responsables de recursos humanos.
3. Recabar recomendaciones de la empresa que despide. A menudo, el despido obedece a razones económicas y no tiene que ver con el rendimiento del empleado. Los directivos y compañeros suelen atender gustosos a esta demanda del profesional e, incluso, facilitan contactos con otras empresas.
4. Transmitir el mensaje adecuado a la gente de nuestro entorno más cercano.
Fuente: Expansión
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martes, 28 de febrero de 2012
Cómo gestionar las 24 horas anteriores y posteriores a un despido
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