En el estudio han participado directivos como Jonás de Miguel (AGBAR), Enric Casi (Mango), Eloi Planes (Fluidra), Julio Rodríguez (Schneider Electric), Elena Pisonero (Hispasat), Ramón Asensio (Grupo Roca) y Juan Arena (Fundación SERES).
En tiempos de coyuntura como la actual se exige del directivo, así como de la empresa, la capacidad de reinventarse y adaptarse a las circunstancias. En este sentido, John M. Scott, presidente de KPMG en España, asegura que “los líderes deben mostrar una visión clara, optimista y vital que impulse la organización para detectar y aprovechar las oportunidades que aparecen en el nuevo contexto”.
En la misma línea, Isidro Fainé, presidente de ‘la Caixa’ y de CEDE afirma que “en tiempos adversos no podemos olvidar tampoco la maleta de los valores; ésta debe viajar siempre con nosotros”.
El profesor Castiñeira propone cuatro enfoques de liderazgo diferentes que, combinados según las necesidades de la empresa, dan lugar a un modelo mixto que ayudará al directivo a capear el temporal.
Resiliencia. Capacidad de estar bien incluso cuando las cosas van mal. Elena Pisonero, presidenta de la operadora de satélites Hispasat, señala que “frente a la adversidad y la tentación de parálisis de muchas organizaciones es precisa una actitud positiva de superación, sobre todo por parte de sus directivos”.
La actitud y el estado de ánimo afectan directamente a la percepción de la realidad, y consecuentemente a la producción y la efectividad. Hace falta creatividad e innovación, pero Jonás de Miguel, country manager de la empresa de tecnologías del agua Aqualogy, es bastante terminante al afirmar que “ninguna de estas habilidades se puede desarrollar en un entorno empresarial de miedo, amenaza o desorientación”. El directivo ha de promover una actitud positiva que permita a los trabajadores desarrollar sus capacidades y los aliente a resistir lo que quiera que se venga encima.
Adaptación. Necesitamos un cambio, pero, ¿en qué dirección? Cambiar exige ser capaz de diagnosticar los problemas con objetividad, analizar en qué nos hemos equivocado y qué dificultades provienen de la realidad exterior. Si somos capaces de definir qué debemos descartar, qué preservar y qué características necesitamos incorporar, el desafío se convertirá en una oportunidad de cambio y transformación. Enric Casi, director general de Mango, sostiene que “la crisis es una excelente excusa para volver a pensar qué somos como organización y a qué nos queremos dedicar”. El director de Mango cuenta cómo la multinacional se apresuró a hacer cambios estructurales en cuanto comenzó la coyuntura económica, y coincide con la visión del profesor Castiñeira en que “el liderazgo en estas circunstancias de crisis tiene que ser adaptativo y estar focalizado a objetivos muy concretos y más priorizados y controlados”.
Anticipación. Anticiparse consiste en que, una vez analizados todos los signos, seamos capaces de adelantarnos a las oportunidades. Es una actitud emprendedora que apuesta y se arriesga, siempre guiados por un impulso innovador y por el análisis previo. Si hay algo en lo que prácticamente todos los participantes del estudio han coincidido, es en que la internacionalización fue un salvavidas para sus empresas en cuanto comenzó la crisis.
Eloi Planes, consejero delegado de Fluidra, explica que “la internacionalización nos ha proporcionado oxígeno, al permitirnos aprovechar cualquier oportunidad que surja en los mercados globales.” La presidenta de Hispasat aporta un matiz necesario a la estrategia de internacionalización: “no se trata sólo de exportar más para compensar un mercado doméstico deprimido de manera oportunista, sino de considerar que nuestro mercado es global y que debemos analizar nuestras estrategias en ese contexto”. Las empresas que supieron adelantarse a lo que se avecinaba, aprovecharon a tiempo la oportunidad y apostaron exitosamente por la internacionalización.
Transformación. El último de los cuatro enfoques plantea el tipo liderazgo más proactivo. Conviene ser capaz de cazar al vuelo las oportunidades. Sin embargo, éstas no siempre aparecen por sí solas. Solo una actitud ‘transformacional’ nos permite modificar el contexto y crear nosotros mismos las oportunidades. Más que nunca en época de adversidad, el automatismo y la pasividad están condenados al fracaso.
Ramón Asensio, CEO del grupo Roca, propone un argumento que desbarata las actitudes pasivas y condescendientes para con uno mismo, en pos de una actitud resolutiva y capaz. “Si reflexionamos un momento, veremos que los problemas graves para las empresas, aquellos que pueden poner en dificultad su supervivencia, rara vez provienen de factores externos o que estén fuera de control de la propia organización”. Por último, Juan Arena, presidente de la Fundación SERES, defiende la importancia de la inversión social y sostiene que ésta “debe estar embebida en la estrategia de la compañía, generando valor tanto para la sociedad como para la empresa.
Fuente: RRHH Press
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