miércoles, 1 de febrero de 2012

En situaciones de crisis es necesario adoptar actitudes de cambio que permitan el desarrollo de la empresa y de los trabajadores.


En épocas de crisis económica se producen cambios que afectan rápidamente al mundo laboral y que provocan drásticos ajustes en las formas de trabajo y en los procesos productivos.
Las empresas, empresarios y emprendedores necesitan responder con rapidez a esta situación, por lo que se vuelve imprescindible contar con el desarrollo de competencias actualizadas, avanzadas y adecuadas a los procesos de innovación tecnológica, a la nueva sociedad y a la demanda del mercado laboral actual.
La formación se convierte, de este modo, en la herramienta fundamental que garantiza que el esfuerzo empresarial se traduzca en productos competitivos adaptados a la situación económica y que permitan alcanzar los objetivos estratégicos corporativos y afrontar el futuro con garantías de crecimiento.
Existen programas y planes estatales que permiten a los trabajadores en activo, autónomos y desempleados acceder a programas formativos de manera gratuita con la finalidad de fomentar el desarrollo de una economía basada en el conocimiento.
Sin embargo, según datos del pasado año facilitados por la Fundación Tripartita, y puestos de manifiesto por el grupo de formación online Aspasia, tan solo 380.548 empresas apostaron por formación para sus empleados, un dato que se corresponde con, aproximadamente, un 1,26% de los más de tres millones de empresas -de las cuales más de la mitad son personas físicas- recogidas en el Directorio Central de Empresas (DIRCE) del INE.
Según Lorenzo Alonso Nistal, presidente de Aspasia, “creemos firmemente que con una buena formación adaptada a las nuevas necesidades y estructuras laborales se puede conseguir una adquisición de conocimientos que permitan procesos para el cambio”.
Fuente: RRHH Press

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