Nadie puede
gestionar el tiempo, porque una hora sólo tiene sesenta minutos, ni más ni
menos. Para sacar partido a este espacio limitado tienes que aprender a
distribuir tus actividades diarias de la manera más adecuada. Parece claro
que echar la culpa a la falta de tiempo no es excusa, porque todos los
profesionales disponen del mismo, lo que sucede es que unos son más diestros
que otros en la planificación.
Jaime Bacás, director de Productividad-Personal,
asegura que uno de los aspectos que hay que cuidar para que el tiempo no pase
en balde es la atención, “entendida como la capacidad de escoger de qué me
ocupo, tener claro qué tarea genera mayor retorno, más ingresos. Se trata de
ver la jornada como una cuenta de explotación”. Si consigues identificar qué
actividad aportará más a tu jornada, lograrás uno de los objetivos de
cualquier profesional: aumentar su productividad. Bacás recuerda que es lo
opuesto a actividad: “Esto es hacer tareas como responder llamadas o
gestionar el correo electrónico, pero generalmente no aporta valor a lo que
hacemos. Llegado a este punto no se trata de trabajar más tiempo sino mejor”.
Planificar sin estrés
Para exprimir al máximo tu jornada laboral evita
caer en las redes de una planificación estricta: además de abocarte a un
estrés innecesario, si hay algo que rompa tus esquemas llevará al traste la
realización de las tareas que tenías pensado finalizar en tiempo y forma.
Eva Rimbau es profesora en la UOC y experta en
recursos humanos. En su opinión, establecer al principio del día cuáles son
las prioridades y qué quieres sacar adelante es fundamental: “Si cumples lo
primero el resto de la jornada va rodada. No hay que distraerse con asuntos
que realmente no son urgentes; y, lo más importante, es imprescindible prever
cierto tiempo para otras cuestiones inesperadas que pueden romper los planes.
En la planificación debes saber que no dispones de todo tu tiempo. No se
puede ser esclavo de la organización”. Su propuesta es escribir una lista de
pendientes e ir avanzando cuando se tenga un hueco: “Es la mejor manera de
solucionarlo poco a poco y que no se convierta en una losa”.
Ambos expertos coinciden en que marcarte unos
objetivos diarios a cumplir en tu jornada es la mejor receta.
La guía de oro
- Márcate microobjetivos cada día.
Asume cada jornada laboral como si de tus resultados diarios dependiera la
supervivencia de tu propia empresa.
- ‘Agéndalo’. Pon por escrito cuáles son tus objetivos y por
qué es primordial que los cumplas.
- Ejecútalo. Consigue terminar tu
tarea en los límites que marca el tiempo, dando prioridad a lo importante
sobre lo urgente.
Fuente:
Expansión
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jueves, 14 de febrero de 2013
Exprime tu jornada laboral
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